domingo, 13 de diciembre de 2009

Engaño

Se fue para no volver,
Pero él prometió
Esperar
Con un abrazo eterno.

Buscando calma
En muebles vacíos,
Recordaba las voces que
No callaban.

Porque
No hubo palabras
Que lograra comprender
En esa noche,
En esa cama
De sabanas calientes.

Con suma de pretextos
Y palabras preparadas,
Hablaba sobre una búsqueda,
Algo que faltaba.

No lo dejaba responder,
Tampoco abrazarla.
Tantos años de lucha,
Para irse sin nada.

Salió sin despedirse;
Fue al lugar de las
Ultimas tardes,
Mientras él trabajaba.

Llego a la hora
Acordada,
La otra la esperaba.
Y ella con su voz
Entrecortada dijo:
Soy libre,
No tengo mas nada.

La otra respondió:
Lo siento, pero ahora
Mi hijo podrá reclamar
A su padre que tanto lo
Descuidaba.

domingo, 6 de diciembre de 2009

My Lord

Te extraño vestido fuerte
Cuando sonriente coqueteas.
Tu, creador de las palabras,
Apasionando cuerpo y alma.
Extraño tu mirada penetrante,
Tu abrazo certero,
La caricia concediendo calma.
Te extraño
Cuando proteges mis desvelos
Uniéndolos con los tuyos
Y tomas mi mano,
Derrochando la palabra princesa.

Te vi esa tarde,
No recordaba el último
Encuentro.
Me emocioné,
Pero no eras para mi
Y me pregunto a quien
Estarás entregando
Tus palabras y tu hombría.
Porque tus flores
No llegan
Y mis lagrimas tiñen
De amargura
La rapidez,
Con la que te alejas de mi.
Mientras evoco
Momentos
Que ya no están,
Esperando algún dia
Volverte a ver
Realizado para mi.

Y sumo otra noche sin dormir
Junto a mis sabanas mojadas
De tanto pronunciarte,
Jugando al intento de
Acercarte
Pidiéndome que salte,
Que me entregue sin temor,
Enloquezca de placer
Y me sienta libre de
Pedir a mi antojo
Cuantos besos
Destruyan mi rabia.

Pero despierto y
No concibo estremecer
Aunque me nazca bien adentro,
La caída de tus ojos.

No es queja My Lord,
Sino dolor
De saberte perdido
En otros caminos,
Regalando mis palabras
A todas las bocas
Sin acertar en la princesa
Que dejaste
Con la música en soledad.

viernes, 4 de diciembre de 2009

El tiempo

Una vez
elegí una cueva,
las garras
no asechaban,
aunque recordando
noches eternas,
las horas traicionaban.

La dinámica
durmió en mis piernas,
alejando sentidos,
aislando batallas
en una culpa ajena,
con una huella marchita
indagada sin pausa,
que derramaba violencia
sobre gotas de nostalgia.

Donde la música jamás
se limitó
y la huida siempre espero
bailar en la sombra,
con miedo a morir,
consumida y helada.

Mientras lo desconocido
supuraba por los bordes,
invitando al abismo
proponiendo calma.