miércoles, 8 de diciembre de 2010

888

No taparé mis vestidos de gloria,
Resulta que eres
La encarnación misma de otra piel.

El poder del ansia que mastica
Lo no conocido
Hasta empalagarse.

Esa fuerza con la que arribas,
Para luego adentrarte en
Un freno pausado y silencioso.

Hasta que vuelves repentinamente
Con un beso y un adiós.