El suceso comenzó a tener un efecto contrario.
Ahora sabía que me había
perdido mientras trataba de juntar las
partes que lograron esfumarse con el viento.
El recuerdo mordía a través de mis húmedas botas
mientras el sol se hundía tras el llanto.
Estaba admirada por la escena que tenia ante mis ojos
aunque no se me había ocurrido que ahí estaba mi salvación.
Extraños vinieron distantes
a acariciarme y tranquilizarme.
En todo ese tiempo hubo silencio,
de ese que suele precipitar frio en las venas,
mientras me sentaba temblorosa
mire todos los rostros
con un montón de ruinas desmoronadas en testigos
eleve mi palabra diciendo:
-no pude hacer nada por el,
el agua comenzó a llenar la habitación
y los cables rotos en el suelo
hicieron el resto-…
¿Quién podrá dudar?
¿Quién no compadecerá a la hija sumergida en llanto?
Pero con botas y tijera en mano…
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