... ¡Era algo tan atroz que mis entrañas
se negaban a creerlo! Sólo una
esperanza me quedaba ya: "por lo menos,
delante de mí no se atreverá".
Y he esperado hasta el último
momento una palabra buena,
un gesto de piedad,
una vacilación siquiera...
¡Algo a que poder aferrarme
para perdonarte aún!
Pero no.
Has ido directamente a la
llaga con tus manos sucias...
¡A donde más dolía!...
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