Abiertos mis ojos,
Aún no me dejan ver
Que soy testigo de mi vida entera
En un segundo.
En trance sonrío y finjo
Pretendiendo oler
El momento justo de mi rendición,
Posponiendolo una y otra vez
En mis pensamientos.
Aún no quiero enterrar mis memorias,
Menos sentirme traicionada
Por un monstruoso golpe de realidad.
Las mentiras se transforman
En dulces caricias
Y famosas palabras de consuelo,
Me matan silenciosamente.
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