Sin reservas, ni escudos
Desnuda, sensible
Con mi parte más pura
Tan vulnerable que una sola palabra podría derrumbarme
Tan abierta en este cuerpo del dolor
Que todos se juntan a reclamarme
Para que los sienta
Lejos quedan las barreras
De mi súper yo
Y de toda la estructura
Que me impuse para
Reaccionar ante la vida.
Me debilito y elijo perder un día,
Una posibilidad.
Cierro una puerta
Y me auto flagelo
Atormentándome con pensamientos
De todo lo que podría ser y no es,
De los tiempos, el ritmo.
Quien maneja mis pálidas manos al escribir?
Quien ha sentado mi débil cuerpo en esta silla?
A quien le importa después de todo
Si juego el papel de víctima?
Nadie viene al rescate de todas formas.
Mis palabras comienzan a hacer eco
En mi mente, en mi habitación abandonada,
En los silencios.
Y se van tejiendo como tela de araña,
Ya no veo más allá de la ventana.
Ruido, tanto ruido,
Que me pregunto si un grito podría callarlos?
O quizás salir corriendo? Solo si mis piernas
Me lo permitieran.
Que ironía la vida, tener tantas ganas
Como nunca tuve antes
Y verme tan expuesta ante la obligación de frenarme.
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