Me dicen que me relaje,
Que lo acepte, lo deje entrar.
Que afloje mi brazo.
“Respira profundo,
Serán sólo unos segundos”…
Lo observo correr a través de mis venas,
Primero frío, luego caliente,
Dos en sus colores.
Una mezcla perfecta.
Entre una paciencia que ya no tengo
Y un tiempo que no corre.
Miro alrededor y ya es la misma imagen,
Repetida cuatro veces.
Nada cambia, sólo la gente y su estado.
Cuerpos casi muertos
Que esperan la partida, su tiempo.
Ojos cansados de tanta lucha.
Los demás sonríen tratando de
Esquivar el momento.
Y surgen largas charlas,
Conversaciones triviales,
Chistes inventados, algunos sin gracia.
Pero el momento no pasa
Y las máquinas hacen su pitido,
Avisando el cambio de líquidos.
“Está bien digo, vamos por la mitad,
Sólo será otra hora más”…
Intento relajarme, cierro mis ojos.
Es el momento de la droga que relaja mi cabeza,
Siento dormirme. Ella me despierta con un:
“¿Cómo vamos?¿Estas bien?”
Me despierto, mareada, cansada, aburrida,
Agotada y mi respuesta es: “Si, todo bien”…
¿Para que detallar, para qué explicar todo lo que
Se me cruza por la mente?
Vuelvo a mirar el reloj, apenas unos minutos pasaron.
Miro la ventana, día gris, quieto, silencioso,
Inerte. Como si no estuviera enterado
De que se trata ésta habitación de lucha.
Minutos más, minutos menos.
¿Hacia donde corre el reloj?
Mi cuerpo frío, débil, tieso.
Y me pregunto, como cada vez que
Me quedan diez minutos antes de salir,
Si mis piernas podrán levantarse,
Si podré caminar los pasos que me llevan
Lejos de ahí.
Pitido de nuevo y finalmente terminamos por hoy.
Día superado me digo a mi misma.
Ella viene, entre bromas y/o sonrisa,
Acariciando mi brazo me dice nuevamente:
“¿Cómo te sentís?
Y yo que no puedo evitar mi ironía, le
Respondo sonriente, feliz de terminar:
“Estoy como para ir por un Mac Donald”…
Nos reímos ambas, otra vez a respirar profundo,
Fuera la aguja.
Me tomo dos minutos más para que mi cuerpo
Entienda que es hora de irnos.
Mis piernas tiemblan y me repito
Mentalmente “puedo hacerlo! Puedo
Llegar hasta el otro lado de la puerta!
Saludo a todos con la clásica frase:
“Nos vemos la próxima”
Aunque se que no a todos…
Es inevitable.
Atravieso la puerta y está mi madre,
Me sonríe, le sonrío.
Calidez, amor, comprensión, calma…
Me sujeto entre su hombro,
Mi brazo se aferra con fuerza a ella,
Mi apoyo, en todos los sentidos.
Me pregunta como estoy.
Pienso que ya tiene demasiado y mi
Respuesta es siempre positiva.
Todo lo que vivo, Siento y me duele
Vive dentro de mi cabeza y cuerpo.
Caminamos hacia la puerta,
Subimos a un taxi.
Lo he logrado.
Una vez más lo he logrado!
Los días que siguen
Son sólo efectos del día de hoy.
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