Aquel perfume de tu esencia en mi alma,
Esa que
declara una y mil veces
Que nos
pertenecemos,
Ha llegado
aquí, para instalarse
Hasta en
los más recónditos espacios de mi ser.
Hemos atravesado
la historia del tiempo,
Conjugamos
tantas veces el verbo discutir
Y aún
así, sin entendernos;
Nos estábamos
entendiendo más.
“Que
haya democracia”, decías…
¡Que
exista la libertad!, refutaba.
Pero qué
más da, en esta diferencia,
Si con
solo mirarnos,
El resto
ya está de más.
Te elegí,
te elijo y te elegiré
Tantas veces,
como sea necesario,
En esta
vida, para que me recuerdes
En la
eternidad de todas las
Vidas que
están por venir.
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