sábado, 14 de noviembre de 2009

De repente la muerte


Sangrías noches me aguardaban,
pálida hasta las entrañas,
cansada de la cama,
la comida,
del dia siguiente.
Con sumisión decidí ver el ocaso por última vez.
Él me estaba esperando.
Una gris melodía me acompañaba
con el saberme ya diferente.
De repente el sol murió en las montañas
y por detrás una fría brisa me abrazaba.
Era Él, dispuesto para el crímen,
preparado para ser.
Tomo mi mano
y con ojos penetrantes del olvido dijo:
''Ya no habitarás este mundo,
ya no sentirás el dolor ajeno,
ya no te preocupará si ries o si lloras,
si duele o mejora,
ya no habrá noches de vela en silencio,
ya no sentirás la despedida.
Ya mira alrededor!!
ya saludalos por última vez!
despídete!
suelta la respiración!
te llevo conmigo!!

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