Atormentada era la noche
Colmada de recuerdos,
Aunque tenía el plan consumido.
Traté, busqué
y mil veces me escapé.
Sin embargo, otras me ocupé
De las sobras del desastre.
Los días eran copias del anterior,
Seguirte los pasos
Por mas no quisiera,
Para que no siguieras los míos.
Estaba sola, tenía que esperar
El día siguiente.
Aunque a veces en el silencio,
Uno escucha cosas que no quiere...
No advertí la espera,
Los minutos eran horas.
Junto a los cigarrillos
En el cigarrero.
Todas las fotos
Me miraban,
Pero solo la tuya me enloquecía.
Tapé mi cabeza con la almohada
Y todo volvía a mi como
Rebote de castigo eterno.
La vida en segundos,
El abuso,
El camino errado,
Las locas ideas
De exterminarte.
El no defenderme a tiempo,
No luchar por lo correcto.
El dejar que
Pasaras por encima
Una y otra vez.
Deliré en recuerdos
Y caí en mi último sueño.
Desperté ya en madrugada.
Recordé con rabia la noche y dije
‘’Hasta aquí ha de llegar’’
Fui hacia el sótano
Busqué la caja dorada.
Saqué el cartucho
Lo mire con gracia y pensé
‘’Así que vas a ser tu pequeñita,
la que perforaras la
ausencia de mis días’’
Tomé el viejo rifle,
Cargue el cartucho.
Me senté en la silla,
Incliné mi cabeza y
Apoye el rifle en el suelo
Para ubicarlo directo a mi garganta.
Cerré los ojos y gatillé.
Un ruido explosivo reventó mis oídos.
No era lo que esperaba
Esta es la muerte? Me dije.
Sentía solo
Dolor en los oídos y algo frío
Que corría entre las manos.
Abrí los ojos, mire el rifle
Que había explotado en el cargador
Con mi mano cubierta en sangre
Y mis oídos silbantes.
Se abrió la puerta de un golpe
Giré y te vi,
Me apuntaste,
Y me liquidaste.
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