sábado, 14 de noviembre de 2009

El lobo y la luna


En un tiempo sin tiempo, cerca de uno de los principios,
la luna era siempre redonda y lejana,
atada detrás del cielo y colgada de la nada entre vacíos.
Miraba el mundo a sus pies coronada de plata y olvido.
Y estaba bien mirando en la distancia.
Pero una noche, distraída, se acercó demasiado a la Tierra
y se le enredaron los dedos en las ramas de un árbol.
Cayó de pie sobre la hierba y de repente
le salió al paso una sombra oscura:
pelo crespo, ojos negros y una sonrisa lobuna.
Cabriolas de luz de luna enmarañada de lobo jugando entre arbustos y colinas.
Aullidos y risas y rumor de estrellas entre las hojas.
Pero todo lo que empieza acaba
y el lobo volvió al bosque y la luna al cielo...
Cuenta la leyenda que antes de separarse,
la luna le robó al lobo su sombra para vestirse de noche el rostro
y recordar el aroma de bosque.
Y que desde entonces el lobo le aúlla a la luna llena
que le devuelva su sombra...

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