De repente, inmutada
En un sigiloso silencio abrumador
Apareció antes mis ojos.
El pasado se mezcló con
El presente.
Y muchas de las preguntas,
Sin respuestas en aquel momento,
Empezaron a responderse
Por sí solas.
¿Cómo había llegado ahí?
Aún sigue sin respuesta,
Pero, ¿Por qué estaba ahí?
Se respondió de manera instantánea.
Uni dos cuerpos, el vivo
Con el muerto.
Los amarre para que se lo
Devore las tinieblas
Para que lo fragmente
Parte a parte,
Y no vuelva a provocar daño.
Necesitaba hacer justicia.
Esa vida que tenía,
Ya no era vida.
Y así fue que lo enterré
Vivo atado al muerto.
Los años pasaron,
Así no el olvido.
Y de vez en cuando, la culpa.
Una mochila pesada,
Que ya deformaba mi espalda,
De tanto cargarla.
Con el correr del tiempo se me
Fueron olvidando detalles.
Hasta hoy, que al ver el muerto
Desenterrado, en detalles muy
Prolijos resurgió todo.
Una vez más dije,
Tengo que hacer justicia,
Tantos años y verte ahí muerto
Pero intacto, es injusto.
Tomé un hacha y lo despedaze.
Rompí cada espacio de su ser.
Luego lo queme con fuego
Ardiente.
Así espero,
Después de tantos años,
Que estuviste guardián,
Esperando este reencuentro,
Convertirte en cenizas,
Qué el viento se encargue
De perderte por un
Horizonte lejano, para
No volver a verte jamás.
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