Como si fuera poco junté mis fuerzas,
hice lo imposible por no precipitarme.
La miraba y mi instinto me decía
que la ahorcara.
Baje la cabeza y me dije:
... "tranquila, tenemos todo planeado
para la noche, no lo arruines"...
Mientras ella me miraba con su cara de
..."acá no pasa nada"...,
suponiendo que nunca me enteraría.
Cenamos a horario,
como todas las noches.
Me dispuse a disfrutar la comida,
como si fuera la última.
La miraba y no comprendía
porque lo había hecho.
Volvía a mirar y como
flashes
pasaban nuestros
mejores recuerdos.
Miraba nuevamente y me
preguntaba
sí sabría
que ésta sería su última cena.
Volvía a mirar y
recordaba ese momento...
Ese momento en que la seguí
con el auto, mientras aseguraba
que
hacia horas extras en el trabajo.
Todos esos meses mirandome a los ojos, diciendo que me amaba.
Terminamos de comer,
decidí hacerme cargo de la limpieza.
Por fuera parecía un gesto agradable,
por dentro me permitiría
tomar tiempo
para prepararlo todo.
Ella se acostaría y yo daría
vueltas en la casa
hasta esperar
que se duerma.
Pasado tres cuartos de hora,
fui a cerciorarme de que descansara.
La pastilla en el vaso de vino
había actuado rápido.
Dormía profundamente.
Baje rápido al sótano.
Busque la caja, que
tenía guardada hace
días,
de un pedido
que hice a un nombre
falso y
busque en la aduana.
Usted sabe, "el contacto
del contacto de
ese
contacto".
Nunca falla.
Venía desde África.
Y estaba esperando
salir con sus patas
y
colmillos a lograr su cometido.
Una letal araña africana,
de tamaño mediano.
Su picadura inmoviliza
el cuerpo y
en cuestión de minutos
su veneno recorre el organismo provocando
la contaminación total de la sangre
y como consecuencia, ataque al corazón.
Subí las escaleras junto a ella
y pensaba en la idea que me mantenía latente
durante todos estos meses:
..,"deberías haberlo pensado
antes de hacerlo"...
Quizás no fue lo más valiente de mi parte
Pero estaba tan molesta, que
Quería terminarlo todo.
Ya no había lógica ni esperanza.
Llegué a la habitación, todo seguía igual.
Puse la caja debajo de las sábanas,
la deje salir.
Espere un segundo paciente
Que ella hiciera su trabajo
Después de todo, la metí
Cuidadosamente en su caja
Y me la traje conmigo.
Salí de la casa, tomé mi auto
y me fui finalmente,
Respirando hondo y sin mirar atrás.
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